“Sólo el amor engendra la
maravilla”
Nuestras vidas es un segundo maravilloso del Universo, casi un instante
para dejar la huella de nuestro paso sumida en las sombras. O deslumbrantes de
luz.
Hay quienes se esfuerzan por dejar su huella, pero el gran secreto está
en ese amor cotidiano que entregamos al prójimo, a cambio de nada material,
solo del amor que engendra la maravilla.
¿Por qué tanto queremos a esta mujer, que aun sin sus piernas nos da
cada día una lección de bondad?
¿Por qué elegimos como líder año tras año a este pequeño hombre que
sigue retando a la vida con el sudor de su frente?
¿Por qué amamos a este médico del alma, al cual acudimos con nuestros
pequeños hijos en sus tardes de reposos y nos recibe feliz y solo nos cura
con pasar su vigorosa mano por la cabeza
de nuestros seres más queridos?
La razón está en el amor, en ese desprendimiento cotidiano sin exigir
nada a cambio, engendrando la maravilla de sus huellas en nuestros corazones.
Como Fortuna, Enrique o Sergito existen muchos sanjuaneros, conviven
con nosotros, nos hacen feliz la vida, solo pongamos atención para gozar de sus
huellas humanas a pesar de iluminarnos en el segundo maravilloso del universo.
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