Nota:
Desde el Malecón de San Juan y Martínez se ve crecer una antigua ceiba que
muchos no conocen su hermosa historia, esta crónica es dedicada a ella que una
fría noche resguardó en sus raíces a nuestros antepasados.
LA CEIBA
"desde joven fuiste
semilla prometida, espiga florecida y un gramo de amor por un sueño
expresado".
El Autor.
A
ti no hay que hacerte un monumento, sola, día a día, te lo creaste y hoy creces
majestuosa en las márgenes del río San Juan, atenta y vigilante, como en
aquella fría madrugada del 21 de Febrero.
Las
señales del mundo de las sombras que abundan en tus raíces pueden quedar ahí,
mostrándonos como testigos de que muchos ven en ti poderes
sobrenaturales.
Hoy
escribo sobre tus penas y glorias porque acabamos de celebrar el día de la
dignidad sanjuanera, que nació aquella noche en que muchos de nuestros antepasados se refugiaron bajo
tus ramas a soportar la neblina del frío y del humo, mientras sus casas se
convertían en cenizas.
Desde
tu privilegiado lugar vives desde entonces vigilante, conoces de nuestros
triunfos y derechos, del dolor de los más humildes, temblorosa de amor ante el
suspiro de las parejas enamoradas, que recostadas en tu tronco buscaron con
ternura las caricias del alba.
Algún
día algunos despertaran con la necesaria angustia de rendirte homenaje, quizás
entonces acudan a ti, limpien tu entorno y te coloquen una tarja en lo que bien
pudiera escribirse " En esta ceiba se protegieron los sanjuaneros la
luminosa madrugada del 21 de febrero de 1896”.